Título: "Five colours in his hair"
Número de capítulos: one-shot
Participantes: TaoHun (Tao & SeHun de EXO), KaiHan (secundaria) (Kai y LuHan de EXO)
Género: AU, humor, fluff, romántico.
Advertencias: ninguna, yo soy una chica muy inocente (?)
Autorización: TP
Sinopsis:
"Huang
ZiTao podía considerarse una persona con suerte. Era un deportista
destacado en su instituto, era atractivo y cada día le regalaban al
menos cinco cartas que contenían el amor de jóvenes adolescentes
tal vez demasiado hormonadas. Sin embargo había algo que se escapaba a su control y eso, por
mucho que le pesara, no le gustaba nada de nada a Tao. Aquello
que se escapaba de él no era nada más ni nada menos que Oh SeHun."
Huang
ZiTao podía considerarse una persona con suerte. Era un deportista
destacado en su instituto, era atractivo y cada día le regalaban al
menos cinco cartas que contenían el amor de jóvenes adolescentes
tal vez demasiado hormonadas. Sin embargo a él nunca le había
importado lidiar con las chicas, una bonita sonrisa y un simple
“déjame
que me lo piense”
le bastaba para que ellas se fueran contentas y él se librara de su
problema. Pero había algo que se escapaba a su control y eso, por
mucho que le pesara, no le gustaba nada de nada a Tao.
Aquello
que se escapaba de él no era nada más ni nada menos que Oh SeHun.
SeHun era totalmente opuesto; era antisocial o demasiado tímido,
como prefieras, pésimo en cualquier actividad que conllevara moverse
y las chicas no le prestaban demasiada atención que digamos... de
hecho, nadie parecía reparar en su presencia, excepto ZiTao.
De
alguna forma que aún no lograba comprender, aquel chico un año
menor que él captaba toda su atención. Su actitud desafiante le
resultaba atractiva, le encantaba como jugaba de forma sutil con el
aro que decoraba el lado derecho de su labio, moviéndolo con
suavidad con ayuda de su lengua, y ni hablemos ya de su aspecto en
general... Las ropas negras, ceñidas, su maldita manía de llevar
camisetas rajadas o aquella cadena pegada a su cuello fino y largo,
todo en perfecto contraste con su pelo, rubio y con mechas de hasta
cinco colores distintos, o cinco eran los que había contado Tao.
Puede
que SeHun prefiriese la compañía del aire que respiraba antes que
cualquier contacto humano, pero el joven chino estaba más que
dispuesto a sacarlo de su burbuja de soledad y para ello haría todo
lo que pudiese, aunque creía que siendo él no le costaría mucho
trabajo. Huang ZiTao pecó de optimista, ¿quién lo hubiera
imaginado?
~.~.~
–
¿Otra vez embobado mirando a ese bicho raro?
Tao
chasqueó la lengua, ¿por qué demonios tenían que interrumpirlo
cuando estaba tan entretenido?
–
¿Quieres hacer el favor de dejar de llamarlo “bicho raro”, gege?
LuHan
puso los ojos en blanco, estaba ya harto de la frase comodín de su
menor cada vez que salía el tema de SeHun, o lo que venía siendo lo
mismo, siempre.
Dejó
caer su desayuno sobre la mesa de madera algo destartalada y pintada
con todo tipo de frases y nombres, sentándose al lado de ZiTao.
Suspiró al sentir la superficie crujir bajo su peso, estaba seguro
de que algún día acabarían los dos en el suelo si no hacían nada
por arreglar el mobiliario del instituto.
–
¿Por qué debería dejar de llamarlo así? Eso es lo que es, y él
precisamente no se molesta mucho en ocultarlo.
–
Bueno, pues lo haces porque te lo pido yo, no creo que sea tan
difícil. Yo no voy por ahí llamando “chulo putas” al crío ese
con el que te has encariñado.
–
¡Es que JongIn no es eso!
– refutó el mayor, visiblemente enfadado por la forma en la que su
amado didi hablaba del chico que le robaba más de un suspiro.
–
¿Y tampoco es un “bicho raro” como SeHun? Porque te recuerdo que
los dos son prácticamente inseparables.
–
¡No es lo mismo! – se quejó LuHan después de calcular durante
algunos segundos qué era lo más adecuado para contestar. Por
supuesto había fallado miserablemente, pero el chico no estaba
dispuesto a que metieran en el mismo saco a su precioso, maravilloso
y talentoso JongIn y a aquel vago con cara de tonto que se hacía
llamar SeHun, ¡por encima de su cadáver!
Tao
negó con la cabeza, era inútil hacer que el muchacho rubio de finos
rasgos entrara en razón. Si algo era destacable de LuHan era su gran
cabezonería.
Le
gustara o no, también había ido a dar con uno de “aquellos
raros”
a los que la gente tanto criticaba desde que habían llegado a su
apacible y terriblemente pijo instituto. No eran más que cuatro
personas, pero los tenían a todos revolucionados sin hacer
prácticamente nada.
El
primero era su pequeño Oh SeHun, sin duda el mejor de los cuatro. Al
parecer SeHun era modelo fuera de su horario escolar, pero aun así
nadie parecía reparar en su belleza.
Luego
estaba Kim JongIn, el idiota por el que se había colado su mejor
amigo. Kai, como le gustaba que le llamaran, era un pésimo
estudiante que había llegado hasta allí gracias a su habilidad con
el baile. El chico desde luego causaba sensación entre las chicas
del instituto de al lado, al ser considerado de los más guapos y
atractivos según ellas.
El
tercero, el más alto del grupo, era al que él había apodado
cariñosamente “el
loco”. Su
nombre real era ChanYeol, pero tampoco le importaba mucho saber ese
dato. La razón de su mote no es que estuviera loco de verdad, solo
que lo aparentaba. Puede que no fuese una excusa, pero si vieseis los
ojos tan grandes que tenía y la forma tan fija en la que
acostumbraba a mirar a las personas, habríais opinado como Tao.
También tenía mucho que ver esa sonrisa enorme que no borraba
aunque lo estuvieras insultando, era algo como... creepy...
Ni siquiera había una palabra en español para definirlo (?).
Y
por último estaba otro estudiante chino de intercambio igual que él
y LuHan. Lo conocía bien porque los estudiantes que venían de China
solían reunirse todas las semanas para ayudarse mutuamente, ya fuese
con alguna asignatura, con las localizaciones en la ciudad o con el
idioma. Yixing se hacía llamar Lay y a Tao le caía bien porque cada
vez que lo veía le entraban ganas de achucharlo y darle muchos
mimos. Lay era inocente y terriblemente despistado, su memoria no era
lo que se dice prodigiosa y su capacidad de abstracción dejaba
alucinando a más de un profesor. Lay era... Lay, no hay mejor
definición.
Visto
así realmente parecía que todos eran muy dispares y que no había
un lazo que los uniera, pero sí lo había: su amor por el rock y la
ropa negra. ZiTao no sabía si clasificarlo de heavy, punk, rock,
gotic o lo que fuese, pero sabía que les gustaba un estilo de música
que iba por ahí. De hecho, ellos mismos habían formado su propia
banda con un quinto chico, Byun BaekHyun. Tao había oído por ahí
que ellos preferían una voz femenina, pero en un instituto privado
para chicos eso era más bien imposible... a menos que se lo pidiesen
a una profesora, que dudaba mucho que lo hicieran.
–
No insistas, gege, sí que lo es – Tao suspiró, dirigiendo su
vista por última vez a SeHun antes de que el chico se perdiera entre
la marea de estudiantes junto con JongIn –. De todas formas, ¿qué
importa como sean? No vamos a lograr nada con ellos...
–
De verdad te gusta ese chico, ¿no?
Tao
se giró para mirar a la cara por primera vez en todo ese rato a
LuHan. Le había sorprendido escuchar aquello, pero aún más ver la
mirada de tristeza y compasión que le regalaba su gege.
–
Supongo que sí, gege... No lo sé, sabes que nunca me había gustado
nadie antes.
–
Ya, ya, recuerdo perfectamente a las pobres chicas que vienen del
instituto de al lado para hablar contigo y se marchan sin una
respuesta. Pero... si de verdad te gusta, ¿por qué no intentas
acercarte a él?
–
Sí, claro, ¿y qué más? – ironizó el menor – ¿Tú lo has
visto? Preferiría estar con un cadáver antes que conmigo.
–
No digas tonterías, Panda – LuHan le pasó una mano por la
espalda, dándole cariño y apoyo aunque en el fondo supiera que era
más bien inútil –. Solo tienes que enseñarle tus encantos.
¡Nadie en su sano juicio pasaría de ti!
–
¿Tú crees, gege? – una pequeña sonrisa comenzó a ganar terreno
en los labios del menor.
–
No lo creo, ¡lo sé! – afirmó – Así que ahora vamos a ir a
donde sea que estén, te vas a acercar a SeHun y mientras yo me llevo
a Kai.
LuHan
le guiñó un ojo antes de agarrarlo del brazo para levantarlo por la
fuerza del banco, olvidando que tenía un desayuno esperando por ser
devorado.
No
tenían mucha idea de dónde podían estar ambos chicos, pero el
instituto tampoco era excesivamente grande, así que no tardaron
mucho en encontrarlos tirados debajo de un árbol, a la sombra que
este les profería.
En
cuanto la mirada de Tao se cruzó con la de SeHun, el chino pensó
que todavía estaba a tiempo de huir y correr a refugiarse en su cama
con su panda de peluche, pero no había contado con que su gege lo
conocía demasiado bien y no tardó en agarrarlo del brazo para que
no huyera.
–
¡Buenos días! – saludó el mayor de los cuatro con una de sus
perfectas sonrisas – Tao y yo nos preguntábamos si podíamos
sentarnos con vosotros – y antes de que alguno pudiera contestar,
LuHan ya estaba sentado entre SeHun y JongIn.
Kai
se puso de pie inmediatamente después de que LuHan se sentara, casi
como si tuviera un resorte para alejarse del otro, y miró a ZiTao
con miedo, diciéndole algo como: "si
te llevas al cervatillo de aquí te hago un striptease",
o eso le pareció a él... Sin embargo el chino no hizo más que
encogerse de hombros, no es como si estuviese ahí por gusto.
LuHan
miró a JongIn como si lo hubiera atropellado un coche, poniéndole
ojos de cachorrito para luego reprocharle con la mirada a Tao que no
estuviese ya sentado junto a SeHun. Y comenzó una guerra infernal de
reproches, chantajes, ayudas silenciosas y encogimientos de hombros,
todo sin palabras y excluyendo al menor del grupo; SeHun.
–
¿Queréis parar ya? Me ponéis nervioso – suspiró el chico que
hasta entonces se había dedicado a dormitar bajo el árbol –. Kai,
no huyas más de tu destino y vete ya con Bambi, es inútil que lo
sigas evitando.
El
aludido se puso tan rojo como si se hubiera tomado un chupito de
tabasco y comenzó a gesticular con las manos mientras miraba
alternativamente a su amigo y a LuHan.
–
Y-yo... yo n-no... d-de verdad... ¡lo juro! – como habréis
imaginado, le elocuencia no era la mayor virtud de Kai.
–
Tú dedícate a bailar, ¿eh? – lo interrumpió Tao, dándole unas
palmaditas en la espalda que sonaban a derrota. Sin embargo, LuHan
vio el cielo abierto.
–
¡Genial! – se levantó de un salto, agarrándose al brazo de
JongIn – Ya no tengo que buscar una excusa para llevármelo de
aquí. ¡Suerte, didi!
–
¡No, no, no! ¡No me puedes dejar sol...!
"Tarde"
–
se dijo a sí mismo, mordiéndose el puño derecho para no correr tan
lejos de SeHun como pudiera.
–
Bueeeeeeno... y-yo soy Tao – se presentó, tendiéndole la mano al
otro, gesto que omitió completamente.
–
Ajá, interesante –SeHun se acomodó un poco sobre el césped,
buscando la posición ideal para dormir – ¿Te puedes mover un poco
a la derecha?
ZiTao
lo miró extrañado. No solo no se presentaba o le estrechaba la mano
como debería, ¡sino que además le pedía cosas! Vale que era algo
que no le costaba ningún trabajo hacer, pero al menos podría
haberlo mirado a la cara o pedírselo por
favor. Qué
maleducado... ¡pero qué sexy a la vez!
–
S-supongo... – dio un paso hacia el lado indicado.
–
Un poco más, por favor.
Tao
repitió el proceso, algo extrañado por aquella petición.
–
¿Así? – preguntó tímidamente.
–
Perfecto – asintió, sonriendo un poco –. No soporto que me dé
el sol...
El
chino frunció el ceño, ¿lo estaba usando para que le diera sombra?
¿Pero qué demonios se creía? Por mucho que le gustara, no pensaba
permitir que lo tratase así.
Tao
apretó los puños, controlando su rabia interna, y acabó optando
por marcharse. Total, no le iba a hacer caso...
–
Ahí te quedas – gruñó, apretando el paso para ir al gimnasio a
desfogar un poco.
~.~.~
A
la mañana siguiente, ZiTao no estaba precisamente de muy buen humor,
ni siquiera pasarse toda la tarde practicando para su próximo torneo
de wushu había logrado calmar sus humos, y empezar el día dando dos
horas de matemáticas no es que lo entusiasmara...
Tras
las tres primeras eternísimas horas de clase, Tao vio el cielo
abierto al escuchar la campana que avisaba a los estudiantes de que
su descanso acababa de comenzar. Como una exhalación, el chico
corrió por los pasillos en busca de su amigo para pasar juntos
aquellos escasos treinta minutos de libertad, pero no contó con que
LuHan ya había hecho planes.
Cuando
Tao llegó a la puerta de la clase de su gege y entró, esperaba ver
a LuHan sentado con su comida esperándolo para hablar de cómo le
había ido el día anterior. Sin embargo, lo que vio fue a JongIn
peloteando a su gege, solo le faltaba seguirlo como un perrito
faldero... El deportista suspiró, estaba claro que en el pequeño
romance de aquellos dos sobraba... y mucho.
Sin
más alternativa, salió al patio del instituto en busca de algún
entretenimiento, pero ¿a quién iba a engañar? Estaba cansado y
cabreado, lo último que le apetecía era soportar al idiota de
turno, así que simplemente se dedicó a andar disfrutando de la
soledad que hacía tanto que había perdido.
El
paisaje del instituto no era precisamente bonito, pero era mejor que
nada desde luego. Los edificios grises salpicados por aquí y por
allá y, entre medias, algún que otro árbol decorado con pequeñas
flores al pie de sus enormes troncos. Tao recordaba que antes de las
reformas era más bonito, pero ya daba igual.
ZiTao
iba a echarse en algún lugar a dormitar para hacer tiempo cuando
unas voces le llamaron la atención. Siguiendo el ruido, buscó el
origen de lo que parecía era una discusión encontrándose con
SeHun, quien aguantaba impasible como un grupo de unos cinco chicos
se metían con él por su aspecto. Tao frunció el ceño, ¿es que no
pensaba hacer nada por defenderse? ¿Pensaba permitir que lo
insultaran, que lo trataran como si no fuera nadie, como si no
mereciese vivir por ser él mismo? Apretó los puños con fuerza para
intentar controlarse, no soportaba a aquellos tipos que se creían
mejor que nadie por ser de último año... Sin embargo antes de
calcular bien sus movimientos, el chino ya se estaba abalanzando
sobre uno de los chicos que estaban molestando a SeHun. Lo empujó
con fuerza, tirándolo al suelo y haciendo que las mofas cesaran por
la sorpresa.
–
¡¿De qué vas, gilipollas?! – le recriminó el que acababa de
tirar.
–
Soy yo el que debería preguntar eso. ¿Qué demonios hacéis? ¿Os
creéis guays por insultar a alguien menor que vosotros?
–
¿Pero tú de qué vas? – repitió otro de ellos – ¿Qué pasa?
¿Vienes a salvar a la princesita en apuros?
Los
idiotas aquellos rieron la gracia del que parecía el cabecilla del
grupo, haciendo que a Tao le comenzase a hervir la sangre. Y, como
ZiTao era partidario de las acciones antes que de las palabras,
simplemente le dio una patada al chico en cuestión, tirándolo al
suelo con un doloroso golpe seco.
–
¿Qué? ¿A que ya no eres tan gracioso? – rió el chino, viendo
como aquellos acosadores en potencia empalidecían por segundos –
Ahora quiero ver como movéis vuestro culo lejos de aquí si no
queréis llevaros otra como esa – señaló, refiriéndose a la
patada que le había propinado a uno de ellos.
El
grupo no tardó mucho en poner pies en polvorosa, dejando a SeHun y a
Tao solos por primera vez desde que ayer el segundo se marchó
cabreado.
ZiTao
suspiró pesadamente, pasándose una mano por la frente. Sabía que
no había hecho nada malo, solo había defendido al chico que le
gustaba, pero a pesar de eso se sentía mal por usar su fuerza y
habilidad para algo así.
Algo
pesaroso, se giró hacia SeHun, que había quedado detrás suya
durante el enfrentamiento, esperando que al menos le agradeciera el
gesto y así no sentirse tan mal. Sin embargo, antes de tan siquiera
poder mirarlo a los ojos, el menor le dio un guantazo.
–
¿Pero qué haces? – se llevó una mano a su mejilla izquierda,
dolorido.
–
Eso mismo me pregunto yo, fíjate. ¿Te crees que eres un especie de
superhéroe o qué?
–
¡Yo solo intentaba ayudarte! – se defendió.
–
¿Sí? Pues podrías haberte estado quieto, ¿o es que en algún
momento te he pedido ayuda y no me he dado cuenta?
Tao
agachó la cabeza, algo avergonzado. Él solo quería ayudarlo,
demostrarle que podía confiar en él, que aunque sea podía ser su
amigo y defenderlo cuando lo estuviese pasando peor. Pero estaba
claro que SeHun no lo veía igual... Jamás había visto al chico tan
cabreado como en ese momento.
–
Lo siento... – murmuró, apenado.
–
Gracias a ti ahora me van a tratar como a un cobarde, espero que
estés contento.
El
chino observó impotente como se marchaba el otro chico a zancadas
largas y rápidas. Ahora sí que la había hecho buena, SeHun ya no
querría volver a verlo de nuevo, estaba seguro.
~.~.~
–
Vamos, Panda... No ha podido ser tan malo, ¿no?
Tao
se encogió más sobre sí mismo al escuchar el décimo intento de
LuHan para hacer que se animara.
–
No... ha sido peor – el menor suspiró –. Tú no sabes como me
miró, gege, parecía como si quisiera haberme hecho explotar o algo
peor... Ya sí que no tengo ninguna oportunidad con SeHun...
–
¿Qué tontería es esa? ¡Nada está perdido hasta que yo lo diga!
ZiTao
suspiró, no tenía ganas de contradecir a su amigo otra vez. Le daba
igual lo que le pudiese decir, el mayor seguiría en sus trece, pero
el menor era de aquellas personas que no se podían quedar calladas
cuando algo no les gustaba.
–
¡Es que para ti es todo muy sencillo! Desde que sales con JongIn
todo es color de rosa, ¿no? Pues te voy a decir un secreto, ¡no lo
es! Tú puedes haber tenido suerte con él, pero yo no la voy a tener
con SeHun. ¡Asúmelo ya!
LuHan
bajó la mirada, no le quedaba más remedio que darle la razón a su
Panda. El propio Kai le había dicho que el menor de todos era
obstinado y absolutamente antisocial, pero él seguía empeñado en
que todo podía cambiar.
–
Tienes razón, Panda... Siento mucho haberte molestado – el rubio
se inclinó sobre su menor, abrazándolo y siendo correspondido de
inmediato –. Pero al menos disfruta de la fiesta, ¿vale? Así tal
vez te olvides un poco de todo esto.
Tao
solo pudo devolverle una sonrisa débil a la espléndida y brillante
que le había regalado su gege, pero tampoco tenía fuerzas para
mucho más. Cuando el mayor se perdió entre la marea de gente que
bailaba por toda la pista central, el chino borró su sonrisa y se
hundió de nuevo en aquella improvisada barra.
No
tenía ganas de fiesta, aunque fuese la que daba uno de sus mejores
amigos por su cumpleaños. Había ido allí porque le habían jurado
llevarlo de los pelos si no lo hacía por su propio pie y, si algo
había aprendido Huang ZiTao, era a temer y confiar en la palabra de
Kim Minseok.
Se
estiró sobre la barra antes de levantarse del taburete que había
logrado robar a una muchacha despistada y fue a buscar algo de beber,
por desgracia las bebidas estaban al lado de uno de los gigantescos
altavoces de la fiesta. Cuando Tao por fin se hizo con un vaso de
plástico y logró llenarlo de bebida, decidió huir tan lejos como
podía de la casa para salir al jardín trasero. No soportaba la
música tan exageradamente alta de la fiesta retumbando en su cabeza,
bastante le dolía ya...
Cuando
logró hacerse hueco entre las parejas que bailaban excesivamente
pegadas y llegar al jardín trasero, suspiró de felicidad. El
contraste entre el interior y el exterior de la casa era increíble,
desde luego, pero casi lo prefería así.
Miró
su bebida, ya ni recordaba lo que había mezclado ahí dentro. “Lo
que no mata, engorda”,
se dijo a sí mismo antes de darle un largo sorbo. Se sorprendió al
descubrir que no sabía ni mal, tal vez debería dedicarse a
barman... Con su pequeño cóctel molotov de alcohol en la mano,
buscó un lugar donde pudiese sentarse y descansar hasta que la
fiesta acabase, pero el destino parecía estar en su contra aquella
noche.
Cerca
del columpio que había tomado como suyo, había un par de chicos
discutiendo acaloradamente, o tal vez eran tres... no estaba seguro,
suponía que el alcohol ya se le había subido a la cabeza. Sin
prestar mayor atención, trató de omitir la presencia de las otras
personas y apoyó la cabeza contra una de las cadenas que sujetaban
el columpio. Sin embargo ya no pudo desconectar cuando escuchó su
nombre.
–
¡¿Pero por qué eres así con Tao?! ¡Es que no tiene sentido!
– ¡Pues
no lo tendrá para ti!
– Por
favor, SeHun – ¡hey! ¿Qué? ¿SeHun y él en la misma
conversación? ¿Qué se había perdido ya? –. ¡Si en el fondo te
mueres por que salga a defenderte de nuevo!
–
¡Eso no es verdad!
–
¿Pero por qué te empeñas en decir siempre lo contrario? Es que ni
siquiera sé por qué te sentó mal que te defendiera el otro día,
¡si solo lo hace por ti! Parece mentira que aún no te hayas dado
cuenta de que Tao solo tiene ojos para ti – el que sea que
estuviera gritando soltó un bufido de frustración, pero el chino
estaba más ocupado en averiguar quiénes eran. Estaba claro que uno
de ellos era SeHun, ¿pero y el otro? ¿Sería LuHan? No, su amigo
nunca hablaría así... ¿JongIn tal vez? Podría ser que el mayor le
hubiese contado algo... Tampoco había muchas más posibilidades, la
verdad.
–
N-no digas tonterías, por favor...
–
No es ninguna tontería, SeHunnie... – esa vez parecía que era
otro chico el que hablaba por el tono más tranquilo y calmado que
estaba usando – Y sino, ¿por qué no lo compruebas por ti mismo?
Sinceramente,
aquella conversación ya comenzaba a asustar a Tao. ¿Le estaban
haciendo de Celestina o qué?
–
¡E-está bien! Pienso hacerlo
El
menor habló decidido y ZiTao pensó que en un lugar tan abierto como
ese jardín no tenía sitio donde esconderse antes de que SeHun lo
viera, porque dudaba de ser capaz de llegar a la casa de nuevo. Ahora
sí que estaba perdido...
El
chino miró a su alrededor, tal vez podría pasar desapercibido
apoyado en algún árbol o algo donde hubiera más sombra, pero no
había ningún lugar así. Bufó, parecía mentira que la luna
pudiera iluminar tanto aquel maldito sitio.
Los
pasos que parecían ser de SeHun no se hicieron de rogar, haciendo
crujir algunas hojas secas bajo sus pies. Con cada paso, Tao sentía
que se ponía más y más nervioso. ¿Y si lo pillaba? Qué tontería,
estaba claro que lo iba a pillar. ¿Y si le pegaba de nuevo? ¡Pero
joder, Tao! ¡QUE SABES WUSHU, LE METES UNA PATADA Y YA ESTÁ! Parece
mentira que seas tan tonto, hijo mío...
Antes
de que su atontada cabeza por culpa del alcohol encontrara una
respuesta a su dilema medianamente satisfactoria, el menor ya lo
había encontrado en aquel columpio con cara de circunstancia.
–
¿Q-qué haces aquí? – lo señaló con el dedo índice, algo
asustado.
–
Eeeeeeeeeeeeeeeemm... – “Vamos,
Tao, ¡busca una excusa creíble!” – Pues...
tomaba un poco el aire – sonrió un poco, nervioso. “Eso
no es creíble, eso es la verdad”
–
¿Y cuánto llevas aquí?
Oh,
sí, genial, interrogatorio. No había nada que le gustase más que
eso, nótese la ironía.
–
N-no sé... ¿Diez minutos? – el chino suspiró, acariciándose la
nuca con algo de resignación – ¿Querías algo?
SeHun
se asustó un poco al escuchar aquella pregunta tan directa. Sí que
quería algo, quería hablar con él... o algo así, pero ya no lo
tenía tan claro. Les había dicho a Kai y Lay que iría a comprobar
si de verdad él también le gustaba a ZiTao tan solo para que se
callara de una maldita vez, su verdadera pretensión era volver a la
fiesta y perderse un rato. Sin embargo, la aparición estelar del
chino en mitad del jardín había mandado su perfecto plan a tomar
viento.
–
S-sí... quería hablar contigo.
–
Adelante – al propio chico le sorprendió la tranquilidad que lo
dominaba en aquel momento.
–
Yo... – SeHun tragó saliva. ¿Qué demonios le pasaba? Él no era
así, ¿dónde había quedado el chico al que todo le daba igual? –
¿Te gusto? – preguntó directamente, volviendo a su habitual
serenidad y tranquilidad.
ZiTao
abrió los ojos sorprendido al escuchar al menor, desde luego eso de
irse por las ramas no iba con él. Bajó la mirada, algo avergonzado
por la respuesta que en teoría solo conocía él mismo, y jugó un
poco con el vaso aún medio lleno entre sus manos antes de darle un
largo trago para armarse de valor, al menos el alcohol lo ayudaría a
soltarse un poco.
–
Sí – contestó simplemente, suponiendo que lo que había bebido ya
había hecho el suficiente efecto como para que no le importara
responder afirmativamente a la pregunta que le habían lanzado.
–
¿D-de verdad?
–
Vamos a ver, SeHun, ¿tú crees que defendería a cualquiera de un
grupo de tíos más grandes que yo? Te voy a ahorrar la respuesta, no
– lo miró a los ojos, dejando el vaso ya medio vacío en el suelo
y levantándose para acercarse al otro chico –. Parece mentira que
no te hayas dado cuenta todavía de que llevo casi cuatro meses
detrás tuya – Tao rió un poco, divertido por lo patético que
sonaba eso dicho en voz alta –. Pero tú parece que siempre estás
perdido en ti mismo y me da mucha rabia, porque eso me impede
acercarme a ti. Sinceramente, el día que me pediste que te diera
sombra fue cuando me di cuenta de que había llegado al culmen del
patetismo.
SeHun
bajó un poco la mirada, jugando con el aro de su labio para
descargar de alguna forma su nerviosismo. ¿De verdad era así? ¿Tan
tonto había sido de no darse cuenta? No... no se había querido dar
cuenta, que era distinto...
Estaba
tan acostumbrado a que lo trataran mal en aquel instituto, a que
pasaran de él por ser como era, que no se podía creer que le
gustara a uno de los chicos más populares de aquel agujero negro.
Que Tao estuviese colado por él era algo que simplemente su mente no
podía concebir, lo veía totalmente imposible, pero se había
equivocado.
–
Pero no te preocupes – ZiTao rompió el silencio que se había
creado entre ambos, cogiendo de la barbilla a SeHun para que volviera
a mirarlo a los ojos –, no te voy a molestar más.
Observó
el rostro del menor con tranquilidad, casi queriendo grabar cada uno
de sus rasgos para siempre en su memoria, como si pudiera acariciarlo
con sus ojos, y se dio la vuelta para marcharse a sabiendas de que si
seguía allí jamás dejaría ir a SeHun. Sin embargo, el otro fue
más rápido y lo agarró del brazo antes de que pudiera dar un solo
paso.
Tao
se giró hacia el menor de nuevo, extrañado por aquel gesto. Creía
que no le importaba nada, pero al ver la preocupación reflejada en
el rostro de SeHun se dio cuenta de que había estado equivocado
después de todo.
–
No te vayas, por favor... ¡No me molestas! – se apresuró a añadir
– De verdad...
Oh
SeHun sentía como poco a poco se hacía más y más pequeñito bajo
la mirada incrédula del chico que, como a muchos otros, le había
robado el aliento la primera vez que lo vio.
–
¿Me estás tomando el pelo? – a Tao le costó la misma vida
articular esa simple frase, el solo pensar que pudiese estar jugando
con él le dolía en lo más profundo de su alma.
El
chico de las mechas negó con la cabeza, aún sin ser capaz de mirar
a los ojos al chino.
–
Jamás podría hacerte algo así... de verdad.
Sin
poder contenerse más, ZiTao lo cogió con suavidad de la cara,
alzándosela, y se inclinó ligeramente sobre él, apoyando su frente
contra la ajena. Dejó escapar un suspiro de felicidad y sonrió ante
el nerviosismo del menor antes de unir sus labios suavemente con los
de SeHun.
El
muchacho rubio sonrió entre el casto pero largo beso. Aquella
sensación era mucho mejor de lo que jamás había imaginado,
sentirse querido por Huang ZiTao era algo simplemente inexplicable
para su escasa expresión. Se sentía como si algo hubiera estallado
en su interior, dando color a su pequeña burbuja de soledad,
llenando de calor su pecho y pintando de forma permanente una sonrisa
en sus labios finos. Era perfecto...
Tao
se separó apenas unos centímetros de él para observar esa sonrisa
por la que semanas atrás habría matado con tal de verla. Por su
mente se cruzaron miles de frases para definir ese pequeño gesto,
pero ninguna le parecía lo suficientemente perfecta, así que se
limitó a volver a besarlo de forma lenta y profunda, saboreando sus
labios rosas.
Huang
ZiTao podía considerarse una persona con suerte. Era un deportista
destacado en su instituto, era atractivo y cada día le regalaban al
menos cinco cartas que contenían el amor de jóvenes adolescentes
tal vez demasiado hormonadas. Sin embargo a él nunca le había
importado lidiar con las chicas, una bonita sonrisa y un simple
“déjame
que me lo piense”
le bastaba para que ellas se fueran contentas y él se librara de su
problema. Pero había algo que se escapaba a su control y eso, por
mucho que le pesara, no le gustaba nada de nada a Tao.
Aquello
que se escapaba de él no era nada más ni nada menos que Oh SeHun.
Su novio era totalmente opuesto, y sin embargo no podía imaginarse
una vida sin las locuras de SeHun o su curiosa forma de entender la
vida. Pero si había algo que a Tao lo volvía loco, era la cantidad
de veces que el menor podía robarle un beso al día o simplemente
quitarle el aire con una pequeña sonrisa.
Sí...
Huang ZiTao era un tipo con suerte; era un deportista destacado en su
instituto, era atractivo y tenía la suerte de haber conquistado el
corazón de Oh SeHun.
~Fin~
Pues por fin me he estrenado en el blog *O* Espero que os guste y que comentéis y tal, que todavía no como ni muerdo (?)
¡Nos leemos~!
Ay mi madre. Pero que cuco Zitao, por favor ;-; A pesar de que sea tan fortachón y un crack con el wushu es que me lo imagino tan paletillo para los asuntos amorosos que me han dado ganas de hincarle el palo de wushu por donde no voy a mencionar (?) para que así espabile y le diga antes a Sehun lo que siente. Aunque al final el emo/gothic/sociópata de Sehun se libra de su coraza y deja mostrar esa ternura que solo él podría tener al lado del chino, si es que...♥
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, como escribes y como todo, me reí -sobre todo con la descripción de la chupipandi (?) y lo tonto que has puesto a Jongin-ah XDDD-, pero acabé derritiéndome con ese beso porque me ha parecido una cajita de chuches todo ;w;
Al final acabaron como el ying y el yang, pero tal para cual, so...9'8/10 (?). See u 8D
Llego tarde a responderte, pero es que se me olvidó por completo XDD
EliminarMi panda hermoso es un puñetero amor y por eso lo odio porqueporqueporqueporque es demasiado mono y yo muero cada vez que lo veo D: XD ¿Se lo hincarías por la nariz? (?) LOL Con eso se puede empalar a una persona (????) SeHun y Tao están hechos el uno para el otro y ya no soy solo yo la que lo piensa ♥ I mean, ahora a todo el mundo le ha dado por escribir TaoHun, macho xDDD Yo fui una innovadora (?)
La chupipandi es lo mejor ♥ Y de hecho me acuerdo que estaba escribiendo justo esa parte mientras hablaba contigo, fíjate XD Kai para mí es tonto, me da igual lo que digan los demás, de hecho para mí en EXO todos son tontos XDD -aish, el amor de fan ♥-
Me alegro de que te gustase >w< Eso es mucho teniendo en cuenta que no lees yaoi, así que para mí es un gran cumplido ^^
¡¿SOLO 9,8?! Te mataré :3
Zaranjé, perra ♥
Este es el primer fic yaoi de EXO que he leído xD Y no me imaginaba a Tao y a SeHun juntos, pero tu historia me ha dejado clarísimo que son perfectos el uno para el otro >.< Me encanta, simplemente insuperable.
ResponderEliminarQue el peloarcoiris sea el chico malo es mejor que mejor, tiene ese aire con esa cara impasible xD Y es que yo sabía que por dentro tenía que ser dulce como caramelo ♥
Muero! ;x; Sigue así! Fighting!!
Pues si te quedas por aquí leerás mucho sobre EXO, al menos por mi parte XDD Nadie se imaginaba al TaoHun juntos hasta que llegué yo y se puso de moda (?) No en serio, se ha puesto muy de moda esta OTP XDDD
EliminarSi mi historia te ha dejado claro que son el uno para el otro, deberías buscar gifs de ellos en Tumblr, te asustaría ver lo bien que se llevan e_é
Me alegro de que te haya gustado~ ♥ y muchas gracias por todo tu apoyo, de verdad, no sé qué haríamos sin tu ayuda >w<